
Entender que el turismo es un pilar económico, social y cultural de gran impacto para nuestra región exige voluntad, inteligencia, inversión y compromiso. Este sueño no pertenece solo a la Cámara de Turismo de la Región de Coquimbo: es el anhelo compartido de muchos actores que creen en el potencial de nuestro territorio.
Uno de los grandes desafíos es lograr que los 15 municipios de la región cuenten con su Plan de Desarrollo Turístico (PLADETUR), herramienta esencial para definir estrategias eficientes y sostenibles. Cada comuna debería además contar con un profesional del turismo que lidere su implementación. A esto se suma la necesidad de una Estrategia Regional de Turismo, que permita proyectar en conjunto un destino coherente, sostenible y sustentable.
El objetivo es claro: que las inversiones actuales crezcan y, a la vez, atraigan nuevas oportunidades desde la calidad, la innovación y el buen hacer. Y si hablamos de soñar en grande, aspiramos a que estas iniciativas se consoliden como políticas de Estado, que trasciendan los cambios de gobierno y se mantengan vigentes mediante revisiones periódicas y actualizaciones necesarias.
En este escenario, el rol de los líderes comunales y regionales es fundamental. La coordinación y cohesión entre los distintos niveles de gestión pública y privada puede marcar la diferencia. Hoy, más que nunca, este trabajo conjunto se vuelve urgente: a nivel nacional se han reducido los presupuestos destinados a la promoción de los destinos turísticos, lo que obliga a que los gobiernos regionales y locales asuman un papel protagónico para suplir este déficit.
De ahí la importancia de generar sinergias inteligentes y permanentes, orientadas a mantener a la Región de Coquimbo entre los destinos más atractivos del país y del mundo.
A nivel local, los desafíos son numerosos. Un ejemplo emblemático es el rescate del Casco Histórico de nuestra capital regional. Durante 2025 se espera la llegada de delegaciones diplomáticas, turistas extranjeros, artistas de renombre y visitantes culturales que cruzan el mundo para conocer este hito patrimonial. La responsabilidad de recibirlos con altura y calidad trasciende la labor de los gremios o asociaciones: exige visión y compromiso de las autoridades en materias tan diversas como seguridad ciudadana, cumplimiento normativo, educación comunitaria e inversión en infraestructura habilitante.
El sector empresarial, por su parte, también aporta con fuerza y creatividad. Son muchas las pymes y emprendedoras que, con recursos propios, participan en ferias, promueven la región, generan empleo y riqueza no solo económica, sino también cultural y social. A través de capacitaciones, mentorías y redes colaborativas, demuestran que el turismo es una industria viva y resiliente.
No se trata de ambición, sino de visión: la de construir un territorio bello, cuidado, culto, científico, amable y acogedor, capaz de ofrecer la mejor calidad de vida posible a quienes lo habitan y visitan.
Este sueño es completamente alcanzable. Solo necesitamos la sinergia y la voluntad colectiva que inspira el amor profundo por nuestra querida Región de Coquimbo.
